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La efectividad de las técnicas de productividad se basa en que incorporemos de forma permanente los pequeños cambios que nos hacen ahorrar minutos en nuestro sistema de trabajo. No basta con hacer un pequeño esfuerzo puntual inicial y pensar que eso será suficiente para siempre. Debemos estar alerta y mantener las técnicas que incorporemos para convertir los ahorros de tiempo conseguidos en permanentes y no volver por inercia a nuestras rutinas anteriores.
Para alcanzar el éxito en el medio y largo plazo, es fundamental encontrar una buena razón (o buenas razones) que nos guíe en los cambios y nos haga pensar que lo que estamos haciendo tiene sentido. En resumen, necesitamos tener una MOTIVACIÓN para iniciar y mantener las prácticas que nos ahorrarán tiempo.
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¿Cuál es tu motivación?
En consecuencia, es fundamental que desde el inicio de nuestro trayecto en la productividad y en el ahorro de tiempo nos hagamos esta pregunta:
- ¿Qué haremos con el tiempo que ahorremos de nuestro trabajo? Es decir, ¿por qué o para qué queremos ahorrar ese tiempo?
¿Queremos ese tiempo para dedicarlo a nuestra familia? ¿A nuestros hijos/as? ¿A nuestra pareja? ¿Queremos dedicarlo a nuestros hobbies? ¿Vamos a dedicarlo a estudiar las oposiciones que estamos preparando? ¿Vamos a practicar deporte? ¿Más tiempo para las redes sociales? ¿Leer más? ¿Dormir más? ¿Algún proyecto personal? ¿A ver más series de televisión? ¿A quedar con los amigos?…
Cada uno de nosotros tiene sus prioridades para el empleo del tiempo y todas son respetables.
En mi caso, hago muchas cosas con el tiempo liberado.
Si no encontramos una buena motivación, sucederá como en otras ocasiones nos pasa con nuestros intentos de practicar más deporte o comer más sano: se quedan sólo en buenas intenciones que no llevan a ninguna parte. Comenzamos y lo abandonamos en cuanto surgen contratiempos.
Por ello, antes de lanzarte a aplicar las técnicas de este libro, te recomiendo que hagas una pausa, reflexiones y encuentres tus mejores razones para ahorrar tiempo de trabajo, escribas esas razones en un papel y lo sitúes bien visible cerca de tu espacio de trabajo.
Puedes usar una de las frases motivacionales que te dejo aquí (clica, descarga e imprime), aunque es preferible que la hagas TÚ con tus propias motivaciones. Una frase como esta te puede ayudar a tener presente en todo momento tu objetivo.




El Principito
Seguro que conoces El Principito, de Antoine Saint Exupéry. Si no lo has leído, es una libro que recomiendo a todo el mundo sin importar su edad.
Te traigo aquí el capítulo XXIII de este libro, a modo de contrapunto poético de esta entrada.
XXIII
El Principito, después de su charla con el guardagujas, se encontró con un mercader:
– Buenos días- dijo como siempre educado el Principito.
– Buenos días- respondió el mercader.
El hombre vendía píldoras especiales para aplacar la sed. Con tomar una a la semana, ya no se tenía sed.
– ¿Y por qué vendes eso?- preguntó con curiosidad el Principito.
– Bueno, si te tomas una de estas píldoras, no tienes que beber en un tiempo largo, y esto te ahorra un total de cincuenta y tres minutos por semana. ¡El tiempo es oro!
– Ya… ¿Y qué se hace con esos minutos?- preguntó entonces el Principito.
– ¡Pues lo que quieras!
– Si yo tuviera esos cincuenta y tres minutos, los usaría para caminar tranquilamente hasta la fuente– respondió el niño.
Antoine de Saint Exupéry

🥇 Cuando trabaje una hora menos, dedicaré ese tiempo a caminar tranquilamente hasta la fuente
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